Con profundo pesar lamentamos lo ocurrido en una de las cárceles del viejo sistema penitenciario de nuestro país. Desgarradora la forma en que los familiares se enteran por una nota de voz de que su familiar recluso está dando su último aliento.
Muchas veces creemos que la corrupción no va más allá del beneficio de un gestor que roba fondos, pero esta es la verdadera cara de la corrupción: la desesperación y el estancamiento del pueblo. No solo roban recursos, sino que también se roban el futuro y bienestar nuestro.